martes, 30 de junio de 2009

La descostumbre

Hasta el final no pasa nada hay que desacostumbrarse, como el cepillo de dientes con vibraciones extraorbitantes al que se le acabo la pila y me desacostumbre a las ondas antes de comprarle una nueva batería.
A todo se acostumbra uno, hasta a no comer; pero puede ser que tu me cuestes un poquito, no mucho, sólo un poco mas de trabajo. Ayudas al desacostumbre. No pasas seguido por la casa, y cuando te busco por teléfono casi nunca tomas la llamada.

Pero ayer estuve en Playa y me estuve acuerde y acuerde de tu voz aguardentosa de hace una semana. Entre mojito y mojito, y una tos que es nieta no reconocida de la tuberculosis me estuve acuerde y acuerde de tus besos y de mis manos en tu cuerpo.

No quiero acostumbrarme a recuerdos, tampoco a Karina que se va en diez días. No se si uno escoge a que acostumbrarse, antes escribía todos los viernes de cubas, noches y pastillas. Me acostumbre a escribir mucho menos y largos periodos de tiempo. A ser irónico y a llorar dos semanas antes de mi cumpleaños. A comer de una y media a dos. A dejar de escribir poesía, a valorar a mis amigos.
Es tiempo de nuevas costumbres, de volver a hablar con mi papa una vez por semana. Acostumbrar a la cabeza a no auto sabotearme, a decir por favor, gracias y sonreír seguido.
La costumbre tiene un lapso de cuarenta días, a ese tiempo ella ya esta acostumbrada

1 comentario:

Anónimo dijo...

estas de vuelta y eso es bueno