jueves, 25 de diciembre de 2008

Pelicula de Terror

Es un encargo difícil esto de amores frustrados y finales felices, dijo Luz después de terminarse el tequila y pedir otro con los ojos. A mi cuba se le habían derretido los hielos y aunque no estaba caliente, se le hacia una capa de agua fría.
Tenia la cara dividida por un chino que le bajaba justo en la nariz y que por taparle una parte, me ponía nervioso.

Yo llevaba dos días en Valladolid y la única conversación a la que le había puesto atención fue a la de Ciro Procuna con un director de primera division, en el radio de un taxi. El hotel estaba a cuatro kilómetros de la ciudad y Jaime, el administrador, hablaba en maya con todos. Era una especie de película de King pero la nieve y los fantasmas los había cambiado por un humedad infernal y un montón de cabrones hablando en dialecto.

Había volado de emergencia a Mérida y no me dio tiempo para encontrar a Armando. Entre el calor y la soledad me entró un síntoma de abstinencia que trate de suplir con sopa de lima, panuchos, tacos de cochinita, y una especie de root beer que hace Crista,l la embotelladora de la península de Yucatán. Pero es imposible, la grasa y el azúcar no tienen el mismo efecto que una noche entera en el dutch nineteen o un departamento en donde la mesa de centro termina llena de marcas de vasos, billetes enrollados y polvito de coca reflejado con el sol de la mañana.

La cebolla morada no me servia ni para el arranque, y decidí entrar a un bar sin nombre a matar toda la ansiedad que me sobraba.

Me senté en la barra junto a Luz, tenia la cara dividida por un chino que le bajaba justo en la nariz y que por taparle una parte, me ponía nervioso. Los primeros bacardis no dije nada, pero como al quinto le pregunté por la estación de camiones.

Luz contestó. Lo necesito siempre, repitiendo la frase de una canción de Miguel Bose que terminaba. Su ansia era otra, no tenía nada que ver con el ojo cristalino, ni la quijada trabada. El ansia de Luz era mas humana, la dejaba muda y tenia que pedir el tequila con la mirada.

Es un encargo difícil esto de amores frustrados y finales felices, repitió toda la noche Luz. Yo me quede callado en Valladolid con un final frustrado y una cuba a la que se le habían derretido los hielos y aunque no estaba caliente, se le hacia una capa de agua fría. Pagué la cuenta, tomé un taxi que me llevó a cuatro kilómetros fuera con un ansia necesitada y mi The Shinning en maya y con palmeras.

1 comentario:

Unknown dijo...

Juan, al leer esto que escribes se que tienes mucho que compartir con las personas que te rodean y que te quieren. Estoy seguro que llegaras lejos y encontrarás lo que buscas en menos de lo que te imaginas...
Acuerdate siempre que aunque la vida nos pone trabas, estamos hechos para sobrepasarlas. Me gusta mucho la forma en la que escribes desde que nos conocemos. Te mando un fuerte abrazo y beso.
Sigue escribiendo estas cosas tan maravillosas. Te deseo lo mejor, con mucho cariño GPG